miércoles, 7 de abril de 2010

Anécdotas

En este sector colocaremos las anécdotas que los ceresinos vayan contando y que merezcan ser recordadas, para que tengan un acceso rápido a ellas, y por ese motivo no se permiten comentarios. Los comentarios como siempre se deben dejar en la entrada del mes en curso.

7 comentarios:

  1. 5 de abril de 2010 10:09 hs.
    Cristóbal dijo...
    Para identificarnos, y para que sepan quien escribe, mellamaré Cristobal, y les quiero contar una anécdota de la época del ceresino, por supuesto que como yo tengo unos años menos que él esto me lo contaron. En 1955 cuando cayó el gobierno de Perón, se acostumbraba a dejar eswtancado lo que había hecho, o hasta lo destruían, propio de ese momento y con la mentalidad retorcida de los políticos y milicos de aquella época, prueba de esto es el hospital nuevo que se estaba haciendo, y que quedó en paredes, por muchos años, y es donde hoy funciona el museo de Ceres.
    En la Escuela 124, el Sr. Cichero, director, llamó a las maestras, y les decía enfervorizadamente que había que destruir lo que había hecho el tirano. entre las maestras estaba chiche Milesi, esposa de Berto Massassecci, ambos peronistas de buena cepa, y que por ses momento debían callar su condición. A este comentario, chiche Milesi le dijo a Cichero: "Me parece bien señor, empecemos por la escuela".
    Por supuesto que Cichero (conocido antiperonista)enmudeció y cambió el color de su cara, y por supuesto desistió de su absurdo propósito.

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  2. 9 de abril de 2010 12:59
    Atilio dijo:
    En la década del 40, no puedo precisar el año, una maestra de la Escuela Fiscal 413 (digamos HM), disconforme con las calificaciones que este elevaba ante las autoridades, fue a ver al Director de esa escuela (digamos EC) un respetado hombre de nuestro pueblo para saber el motivo de que solamente ella tuviera bajas notas, a lo que el Director, no se en que palabras, pero le dio a entender que si ella quería las mejores notas, debían coincidir en el mismo momento en la misma cama. Ni qué hablar de la ofensa de la maestra, una muy respetable, linda y apreciada señora, que en su indignación se lo contó a su marido, un corpulento hombre de aquella época. El caso es que a pocos días había una fiesta patria (25 de mayo o 9 de julio, mi memoria ya no da para tanto), y el marido de HM, digamosle también HM, que esperó a EC en un lugar por donde debía entrar o salir de la escuela al terminar el acto, y el director llegó acompañado del portero, y al verlo tras un cambio fuerte de palabras armó su defensa de boxeador, que no le duró nada. Una terrible trompada impactó en un ojo de EC poniendo fin a la pelea, y a EC le quedó menos visión y algún problema en ese ojo. En mi época, el sexto mandamiento decía "No fornicar" y el noveno decía "No desear la mujer del prójimo”, hoy hasta eso ha cambiado.

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  3. jueves, 22 abril, 2010
    Amelio dijo:
    Un empleado ferroviario quería irse de de caza con sus amigos un fin de semana, pero tenía que trabajar, entonces se le ocurrió dar parte de enfermo, y como médico de control, debió irlo a ver al Dr. Oddone, quien de inmediato se dió cuenta que el ferroviario estaba macaneando, que no tenía nada, que quería el fin de semana para irse de joda, entonces, decidió darle un escarmiento, a la par de gastarle una broma.
    Le dijo, te veo mal, a ver, a ver. mmm, esto es más grave de lo que pensaba, te vas a tener que quedar internado, a lo que el ferroviario por todos los medios, sin ponerse en evidencia empezó a decirle que se sentía mejor, que le estaba pasando, que no era para tanto. El caso es que el coco Oddone, conocido entre otros detalles por su buen humor, lo dejó internado todo el fin de semana y le hizo aplicar algunas inyecciones de agua. Supongo que el ferroviario en su vida volvió a fingir una enfermedad.

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  4. viernes, 23 abril, 2010
    Batilio dijo:
    Se acordarán todos de los bailes que se hacían en el Tropezón, y de caroto Marchisio, ese que en épocas de bonanza compraba todas las tortas que se remataban en los bailes para que no interrumpan y siga la fiesta. Caroto era un provocador por sobre todo, y de plantarse a pelear cuando se lo exigía. En un baile del Tropezón, caroto estaba bailando con su novia de turno, y vió una mesa donde había dos hermanos campesinos con sus novias y una botella de whisky en la mesa (Old Smugler, lo único que bebíamos en aquellos años en whisky). Caroto se paraba en esa mesa ponía whisky en su vaso (sin ser convidado) y seguía bailando, la noche era larga, lo hizo dos o tres veces, y los “gringos” de la mesa se ponían rojos, uno de ellos se levantó seguramente para ir al baño mientras seguían bailando, y cuando vino el hermano le contó que caroto se había servido otro vaso, pasaron unos minutos y caroto, seguramente con el whisky haciendo efecto, fue a servirse por cuarta o quinta vez el vaso a la mesa, no llegó a tocar la botella que se encontró con el puño del “gringo” más grande que le tapó la cara, y tan violento fue el tortazo, que fue a parar a unos diez metros cuando lo detuvieron unas sillas que había en el otro extremo de la pista de baile. Ese fue el fin del baile para caroto a quien levantaron sus amigos como pudieron y acomodaron en su auto en estado de nockout por el piñón, y también por qué no por los whiskys que ya tenía encima.

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  5. domingo, 25 abril 2010, El varón del tango dijo:
    Unos ferroviarios de Ceres, (guardas y maquinistas) que cumplían su servicio y quedaban en algún pueblo o ciudad cercano, esperando el tren que los trajera trabajando de regreso, estaban en Malbrán (imagino que la ubican a esta próspera ciudad santiagueña), y como actividad preferida estaba el recorrer el pueblo que les tocaba visitar. Se encontraron con una carpa circense que promocionaba el "show de los pollos zapateadores", y pagaron su entrada para ver que era eso. Cuando empieza el show, se encuentran con que el "artista" era calín Montenegro (aquel personaje de Ceres, boxeador, árbitro de box, y tantas profesiones). Había una jaula con tres o cuatro pollos, y en una silla sentado calín tocando una guitarra y de repente los pollos empezaban a mover las patas, cada vez con más fuerza mientras aumentaban los rasguidos de calín, hasta que al final los pollos empezaban a saltar al ritmo de la música pero con todo. Los ferroviarios intrigados al final del espectáculo, fueron a ver al "artista" a quien ante la evidencia, no le quedó más remedio que confesar que el secreto era un cable eléctrico conectado a la chapa del piso de la jaula que producía calor y obligaba a los pollos a moverse cada vez con más fuerza.

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  6. Pedro dijo:
    No sé si es leyenda o fue realidad, me lo contaron más de una vez y distintas personas que dan fe que sucedió.La gente de mediana edad, recordará al padre Taca, que fue el sacerdote hasta los primeros años de la década del 70, usaba para movilizarse un renault 4 color crema a marrón, y siempre de infaltable sotana, un hombre que predicaba la virginidad y era muy riguroso con sus principios filosóficos, de los que por supuesto sacaba brillo en su materia de filosofía en el ciclo, cuando aún era para bachilleres. En una oportunidad unos muchachones que venían por la ruta llegando a Ceres, divisaron abajo el auto del cura Taca parado al lado de una isleta (un montecito), y adivinando lo que pasaba, o de puro mal pensados nomás, se arrimaron sigilosamente y comprobaron que el cura estaba con una dama de las que asistía frecuentemente a su parroquia, y entonces le desinflaron las gomas al vehículo, y se fueron rapidito a Ceres. Por supuesto que el cura nunca se puso en evidencia del trance que le tocó pasar y nadie supo como salió de eso. En fin como ocurre con casi todos los curas: "haz lo que yo digo, pero no lo que hago"

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  7. Pancho dijo:
    Un día, estando el "gringo" Duran en el Bar Avenida (como casi siempre, yo creo que cuando murió el gringo, se apagó mucho del fuego que tenía el Bar, el gringo era el Bar como nadie), decía que un día cayeron dos perejiles, que no nombro para no hacerlos sentir lo que fueron, y lo desafiaron por plata a jugar al truco en parejas. El gringo que los conocía y no tenía ganas de embarcarse les dijo que no quería robarle a dos pelotudos, pero tanto insistieron, mostraban dinero, hacían alaraca, que el gringo, se dirigió a un muchacho que allí estaba y le dijo si no quería jugar en pareja con él.
    Se juega la primera mano, y en la segunda mano le tocó dar cartas al gringo, por lo tanto era pié, y cuando le toca jugar al gringo antes de hacerlo, canta "envido", a lo que uno de los osados muchachos, le grita “FALTA ENVIDO", y el gringo dice, pero la pucha, la pucha, vos tenés tal, tal y tal carta, no tenés nada, dirigiéndose a su compañero, le dice vos tenés tal, tal y tal carta, así que tampoco tenés nada, y dirigiéndose a quien le había cantado la falta le dice, y vos tenés tal, tal, y tal carta, por lo que me gritás la falta con 22, bueno…quiero 23. Después de esto, los desafiantes, pagaron su apuesta, y se fueron. Seguramente habían aprendido lo lejos que les quedaba jugar contra el gringo Duran.

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